Cambiar bañera por plato de ducha paso a paso

• Es más cómodo para el uso diario
• Facilita la accesibilidad a personas mayores o con algún impedimento
• Resulta más sencillo de limpiar que una bañera
• Ganas espacio en tu aseo, tanto físico como visual
• Consigues un baño de mejor calidad al actualizar al grifería

Por eso, en este artículo te contamos todo lo que necesitas saber para cambiar una bañera por una ducha de la forma más sencilla y rápida.

¿Cuándo es el momento adecuado para hacer el cambio?

Optar por una ducha en lugar de una bañera es una decisión común durante la compra de una propiedad o en una renovación planeada, muchas veces motivada por preferencias personales o cambios en las necesidades familiares, como cuando los niños crecen o la bañera simplemente no se usa lo suficiente. Además, este cambio puede ser esencial para mejorar la accesibilidad, especialmente para personas con movilidad reducida o planificando para la vejez.

La transformación de una bañera en ducha no solo es una mejora práctica sino también una actualización estética que se puede realizar de manera rápida y económica. Generalmente, este tipo de reformas requiere mínima notificación a las autoridades locales, debido a la escasa cantidad de escombros que genera, aunque siempre es prudente verificar las regulaciones locales. Los profesionales encargados de la renovación podrán guiarte a través del proceso y cualquier requisito legal necesario.

¿Se puede cambiar una bañera por una ducha sin realizar obras mayores?

Sustituir una bañera por un plato de ducha sin emprender grandes obras es factible, ya que este tipo de proyectos se centra únicamente en el área de la ducha sin necesidad de alterar otras partes del baño o derribar muros. Sin embargo, aunque el proceso no requiere de una renovación extensa, sí implica una intervención menor que involucra la retirada de algunos azulejos y la gestión de los escombros resultantes.

¿Qué implica el cambio de bañera a ducha?

Al sustituir la clásica bañera por un plato de ducha se tienen que tener en cuenta varias cosas. Por un lado, se trata de una obra muy sencilla, ya que los platos de ducha son fáciles de instalar. No obstante, no deja de ser una obra para la que habrá que prepararse.

Ten en cuenta que hacer este cambio en tu baño supone sustituir, no solo la bañera, sino también la grifería, los revestimientos de la antigua bañera y la mampara, si la había. A cambio, se instalarán todos estos elementos:

• Plato de ducha
• Columna de ducha
• Válvula con sifón y conexión al nuevo bajante
• Revestimiento de suelo y pared
• Mampara

Con ello en mente, podemos proceder a ver cómo se reforma el baño de casa para quitar la bañera e instalar el plato de ducha.

Pasos para cambiar la bañera por un plato de ducha

El procedimiento es bastante sencillo, antes de hablar con un técnico para que realice la obra, deberás:

1. Escoger los materiales
2. Decidir qué revestimiento quieres poner
3. Seleccionar la instalación de grifería
4. Valorar si pondrás mampara y cómo será

1. Decide los materiales para el plato de ducha

Para empezar, escoge el plato de ducha que más se adapte a tu baño. Lo fundamental es que elijas aquel que encaje con los materiales y estilo que ya tienes. Las opciones disponibles incluyen estos materiales para tu ducha:

• Acrílico: Incluyen una capa de acrílico externa y otra interna de poliuretano (menor calidad) o de fibra de vidrio (mayor calidad).
• Porcelana o cerámica: son la solución más económica. Fáciles de limpiar y tratar, aunque quizás no tan estéticas como otras opciones. Tienen alta durabilidad, menor adherencia y su instalación es algo más compleja.
• Piedra natural o artificial: Como el mármol, la pizarra o el granito, se caracterizan por tener una sensación más agradable al tacto. Son muy resistentes y antideslizantes.
• Con cobertura de resina: También conocidos como platos de ducha de carga mineral, son combinaciones de piedra o mineral, como el mármol, con resinas que la hacen antideslizante. Por sus características, se pueden instalar a ras del suelo ya que son muy finas, a la par que suelen ser las más resistentes a golpes. Son muy estéticas y tienen infinidad de posibles acabados.

Ten en cuenta que no todos los materiales son fabricados con medidas idénticas, de modo que el tamaño de tu baño será un factor a tener en cuenta a la hora de elegir. También tendrás que valorar cuánto te quieres gastar, no es lo mismo instalar un plato de ducha de porcelana que uno con cobertura de resina.

2. Selecciona el revestimiento o el tratamiento para el baño

También tendrás que decidir si quieres mantener materiales similares al revestimiento actual de tu baño, o si prefieres algo nuevo. Lo habitual es tener revestimiento cerámico. Es el de toda la vida, presente en la mayoría de baños. También puedes optar por uno sintético o de cuarzo.

Si tu baño no tiene revestimientos, tendrás que realizar un tratamiento para evitar humedades, mohos y filtraciones. Entre los revestimientos hidrófugos mejor valorados, destacan el microcemento y las pinturas hidrófugas (una opción muy económica).

3. Escoge la grifería para tu ducha

Al cambiar la bañera por una ducha, también hay que sustituir la antigua grifería por una nueva. En este apartado, es mejor que apuestes por el confort, para que puedes disfrutar de tu nueva ducha al máximo. Tienes mucho donde elegir, aunque lo más recomendable es empezar por poner el popular sistema de ducha con modo lluvia, incluido en la mayoría de columnas termostáticas. Otras opciones son poner una columna de hidromasaje, un grifo termostático fijo con flexo y teléfono o un grifo mezclador con flexo y teléfono.

4. Decide si instalarás mampara y cómo será

Hay quien prefiere poner un pequeño muro de obra con revestimiento en su plato de ducha, es la opción más íntima. No obstante, lo recomendable es poner una mampara. Así ganas en espacio y en diseño. Además, la obra es mucho más sencilla. Las variedades más comunes son las mamparas corredera en vidrio, vidrio con resina o metracrilato. También puedes poner mamparas practicables (con puerta de una o dos hojas) o mamparas en acordeón. Para cualquier opción, los perfiles de la mampara suelen ser de aluminio o de acero inoxidable.

¿Cuánto se tarda en quitar la bañera y poner el plato de ducha?

Es importante que te organices bien con los tiempos. Habitualmente, una obra para cambiar la bañera por una ducha dura unos 3 días. Supón que, por razones aleatorias, hay algún inconveniente y la instalación se alarga un poco. Además, también tendrás que dejar unas 24 horas de tiempo antes de poder usar tu plato de ducha por primera vez. Con todo, calcula un máximo de 5 días.

¿Cuánto cuesta cambiar la bañera por un plato de ducha?

Por último, valora si el presupuesto es razonable. Evidentemente, si las calidades y el diseño son mejores, será más costoso. Pero también es una inversión justificada, pues ahorrarte un dinero puede suponer pagarlo con el tiempo. Los precios son muy variados, ya que cambian en cada localidad según la demanda que tengan las empresas.

Las opciones más económicas parten de los 750€, muy barato y nada recomendable. Cualquier precio similar o por debajo de ese suele ser una chapuza. Huye de presupuestos tan económicos porque lo más seguro es que la calidad sea pésima y termine generando humedades y filtraciones: lo barato sale caro.

Un presupuesto intermedio se posiciona en torno a los 1.500€. Aquí ya estamos hablando de un plato de ducha más que razonable, en el que quizás sacrificas la estética, pero no la calidad. Te durará más tiempo del que puedas llegar a usarlo y tu inversión habrá valido cada céntimo.

Por último, las instalaciones de calidad parten de los 2.500€ y pueden subir todo lo que tú quieras si añades extras, mejores calidades, un diseño profesional, etc. Con un plato de ducha de estás características quedarás más que satisfecho.

De todos modos, ten en cuenta que estos son precios orientativos. Pueden aparecer inconvenientes, como que el suelo no esté permeabilizado adecuadamente, o que haya que realizar una obra más compleja que lo planteado en un principio. Ten siempre reservado un extra, por si acaso.

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